Despierta el rocío matutino,
colgando en la epidermis de una rama;
recuerdo de aquel frío vespertino
que anuncia el llegar de la mañana.
Se sacude la humedad la hoja verde
al compás que huye el viento en la planicie;
y la flor brota con áureo rojo fuerte
del pistilo hasta la esmalta superficie.
Se refleja, entre sí, su luz el sol;
crepitándose en la esfera de una gota
que se bebe, entre su sabia, el caracol;
que se come en su astucia la gaviota.
Ella vuela y hace el cielo ver pequeño,
por pasearse entre los aires de otra esfera;
y se hunde en el bosque mitad él, mitad risueño,
entre blanca inmensidad de cordillera.
Altos pinos de silueta entre verde y poetisa
que decoran la vereda de un paisaje;
y despiertan el olor menguante de la brisa
que se baila entre las faunas y el oleaje…
Blandos sueños que se sellan con torrentes
de la mar y de sus perlas que refleja;
mariposas de colores, valles verdes inocentes
un mundo de sensaciones, una libertad añeja.
El café dulce en la mesa, el Quetzal sube a la luna;
esa luna medio viva y por el sol ya casi muerta…
Un alcázar de cristal, unas almas que fulguran
en las calles venturosas: Guatemala está despierta.
Cuando se descubre la magia de la vida, esa magia misma que nos hace soñar, llegamos a recónditos manantiales de belleza, fantasía e ilusión. Nadie, jamás, pudo nunca eliminar esa fuente eterna de la "juventud, divino tesoro" y nadie, nunca, podrá quitarnos ese legado de Amor que hemos heredado, esas fragancias que ha dejado el Amor en nuestro paso, porque, pues, el Amor es algo más...
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Recorriendo la Poesía
"No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira: podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía."
Gustavo Adolfo Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer
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