Tanto que te quise que ya no sé si realmente te quiero,
porque te escapaste, como viento en el aire, rápido así.
¿Cuánto te amé? ¿te pude amar tanto que ahora tu voz
ya no la escucho sino en mi nombre? No sé, quién sabe!
Y fue que te filtraste en mi mente, un día del calendario
que nunca volvió a pasar, solo, sin avisarle a mi instinto
medio muerto. Y te colaste entre mi sistema moribundo.
¿Te amé tanto a ti o a mí? No sé, no lo sé, quién sabe!
Por arte de magia, como un hechizo traslapado en mí,
se metió tu imagen por la retina de mi pupila verde
hasta llegar a lo más profundo y claro de mi mente…
Ese punto en la memoria que navega entre aquí y allá,
en que van a encallar los pensamientos más holgados
y no hay vientos de diciembre que los pueda sacudir.
Cuando se descubre la magia de la vida, esa magia misma que nos hace soñar, llegamos a recónditos manantiales de belleza, fantasía e ilusión. Nadie, jamás, pudo nunca eliminar esa fuente eterna de la "juventud, divino tesoro" y nadie, nunca, podrá quitarnos ese legado de Amor que hemos heredado, esas fragancias que ha dejado el Amor en nuestro paso, porque, pues, el Amor es algo más...
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Recorriendo la Poesía
"No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira: podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía."
Gustavo Adolfo Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer
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