Caminando en la vereda de dos valles,
al unísono compás vago del viento;
llega la musa, ¿Margarita Debayle?
que vive en pos de la luz del pensamiento…
Y se extiende su mano a través de la frontera
donde canta la Lira con notas de Apolo;
Y la princesa está triste, ¿que tendrá la princesa?
Si su amo y señor ha cruzado la puerta…
Y Balzarad el Rawí condenado al abandono
se aletarga en la luna con sus rayos de plata…
se pasó, se fue, aquel divino tesoro;
cesó la juventud ante un manto escarlata…
Y, tocando la entraña furtiva de la tierra,
ya reposan las musas junto al gran trovador…
Si fue grande su gloria, fue más grande su amor
el que, junto a su flauta, sucumbió con la fiera.
¿Quién cantará ahora la pasión que encierra
el amor de dos mundos, por ser uno ficticio?
¿Quién será quien hará brotar la primavera
cuando el viento de invierno esté en lo más frío?
Ya descansa la luz, se ha apagado la vela….
que ciñe en armadura un santo sosiego…
Y al apagarse la vida, se va apagando la candela;
se apaga por fuera, y por dentro vierte fuego.
Cuando se descubre la magia de la vida, esa magia misma que nos hace soñar, llegamos a recónditos manantiales de belleza, fantasía e ilusión. Nadie, jamás, pudo nunca eliminar esa fuente eterna de la "juventud, divino tesoro" y nadie, nunca, podrá quitarnos ese legado de Amor que hemos heredado, esas fragancias que ha dejado el Amor en nuestro paso, porque, pues, el Amor es algo más...
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Recorriendo la Poesía
"No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira: podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía."
Gustavo Adolfo Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer
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