“No puedo”, clamas.
Mientras una parte de tu Alma
en una lágrima se escapa,
y tus pupilas se empañan.
“¿Por qué?”, replico.
Y en tu faz desvanece el brillo;
Se borra la sonrisa que había,
y sale otra perla del azul de tu pupila.
“Solo, no puedo”, insistes.
Y, de pronto, el día está triste,
el sol no está, quizá no estuvo jamás,
y cae en mí tu lágrima, llueve soledad.
Miro al cielo, como pidiendo
una oportunidad. Está negro el cielo.
Aún no creo que sin ser mía,
ya te he perdido por toda la vida.
Miro al cielo, miro otra vez más,
busco un rayo de luz, busco piedad.
Y, como agua te vas escapando
entre mis dedos, entre mis manos.
Tiempo después, comprendo,
porqué me dijiste “no puedo”…
Y, pues, si conmigo no podías,
con él sí te fuiste, le diste tu vida.
Y si él te lastima y vuelves a mí,
no podré recibirte, no podrá ser así…
Pues niña, así como él ha sido tu lucero,
yo ya tengo mi estrella, yo ya “no puedo”.
Cuando se descubre la magia de la vida, esa magia misma que nos hace soñar, llegamos a recónditos manantiales de belleza, fantasía e ilusión. Nadie, jamás, pudo nunca eliminar esa fuente eterna de la "juventud, divino tesoro" y nadie, nunca, podrá quitarnos ese legado de Amor que hemos heredado, esas fragancias que ha dejado el Amor en nuestro paso, porque, pues, el Amor es algo más...
Páginas
Recorriendo la Poesía
"No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira: podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía."
Gustavo Adolfo Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer
No hay comentarios:
Publicar un comentario