Bajaban una a una cada estrella
Aquella noche dulce y menguante;
Un lucero en la luna tan brillante
Admiraba tu sonrisa pura y bella.
Pasaba un cometa cual centella,
Dando Amor y Poesía radiante…
Noche clara, pureza deslumbrante,
Habitaba tu faz, que amor destella.
Y pasó… tan rápido - ¡Fue un instante!
Que deslumbró esa luz mi desconsuelo;
Dejando de nuevo silencio inquietante.
¡Se fue! Dejando una ilusión y un anhelo;
Abriendo un horizonte casi distante…
Que revistió un tiempo el gris del cielo.
Cuando se descubre la magia de la vida, esa magia misma que nos hace soñar, llegamos a recónditos manantiales de belleza, fantasía e ilusión. Nadie, jamás, pudo nunca eliminar esa fuente eterna de la "juventud, divino tesoro" y nadie, nunca, podrá quitarnos ese legado de Amor que hemos heredado, esas fragancias que ha dejado el Amor en nuestro paso, porque, pues, el Amor es algo más...
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Recorriendo la Poesía
"No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira: podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía."
Gustavo Adolfo Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer
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