Recorriendo la Poesía

"No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira: podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía."
Gustavo Adolfo Bécquer



sábado, 24 de julio de 2010

¿A dónde fueron?

¡Cómo se han pasado los momentos!,
¡Cómo se deteriora el Amor mismo!;
¡Cómo fueron a morir los sentimientos
A los brazos del materialismo!

¡Cómo se pierde toda esa belleza
Que la vida nos ha heredado!
¡Cómo se propaga tanta maleza
Y se apodera de nuestro pasado!

Se ha alzado a luz la virtud patética
De creer que todo es superficial;
Se ha ido corrompiendo la estética,
Y se ha secado nuestro manantial…

¿Qué paso con aquellas damiselas
Que esperaban serenata a su balcón?
¿Qué pasó con los lirios, las candelas,
Que alumbraban cada ilusión?

¿Cómo pudo ser alguien tan vil
Para hurtarle su luz a la luna?
¿De dónde salió ese vicio hostil
De matar las musas una a una?

¿Quién se atrevió a destruir el imperio
Que posee toda la naturaleza?
¿Quién pudo quitarle el misterio
Que se oculta de tras de la belleza?

¿Qué pasó con los sueños fragantes
Que traían toda aquella beldad?
¿Qué le ha pasado a Cervantes,
Que ya no goza en la eternidad?

¿Y los cuadros de Dalí? ¿Do están?
¿Qué pasó con sus pinturas y grandezas?
¿A dónde fueron las tonadas de Chopin?
¿Se han perdido ya sus piezas?

¿Dónde quedó aquella sonrisa
Que pintaba la faz de quien vivía?
¿Quién le quitó a la Mona Lisa
Todo el misterio que en ella había?

¿A dónde fue Apolo con su Lira?
¿A dónde fue el arco de Cupido?
¿Porqué es que Venus ya no suspira
Aquel cantar del Ruiseñor bruñido?

¿Qué se hicieron tantos trovadores
Que cantaban de la vida sus dulzuras?
¿A dónde fueron retratistas y pintores
Que llenaban los salones con pinturas?

¿Sería el mismo que mató el verdugo
Aquél que silenció las voces del Amor:
Las de Shakespeare, Wilde, Victor Hugo,
Neruda, Unamuno, Storni y Campoamor?

¿A dónde se fueron tantos escultores
Que daban al mundo su arte y su estilo?
¿A dónde fueron esos locos soñadores
Que hicieron El David y La Venus de Milo?

Bécquer, Unamuno… ¿Qué fue de ellos?
Si ayer fueron fuente pura de la Deidad…
Y hoy, no son mucho más que destellos,
Olvidados en la inmensidad…

¿Y Mozart y Beethoven?, ¿Fue su fin?
¿A dónde han llevado la 5ta sinfonía?
Antes se tocaba la Sonata del Violín…
Ahora suena el Preludio de Melancolía.

Y así, poco a poco, se fueron yendo
La Princesa, el cisne, el cuento de Hadas;
Poco por poco, se fueron muriendo
Las mariposas, el arcoíris; épocas doradas.

Y se fue Don Quijote, ya desahuciado
A hacerse a otro lado una nueva ilusión;
Partió Don Juan, un tanto desolado,
Herido mortalmente del corazón.

Y se fue Góngora, y llevóse su semilla,
Junto a Lope, que, asimismo se fue;
Y, junto a Bach, se fue también Zorrilla,
Y se fue Santa Teresa, pues perdió la fe.

Y se fue Picasso, tomando su pincel,
A pintar a otro lado con dolo rotundo…
Y partió El Campeador, en su corcel
A batallar en las Españas de otro mundo.

Y se fueron una a una las pequeñas cosas,
Aquellas cosas que valen en realidad:
Un abrazo, una sonrisa, un ramo de rosas;
Aquellas de la verdadera felicidad.

Y se fueron las letras huyendo con miedo,
De ser capturadas por tanto hastío;
Y así, Einstein reemplazó a Quevedo,
Y quedóse Newton en vez de Darío.

Y, así pasó; y la mente no iba notando:
Que se desaparecía el Arte antaño…
Mientras la tecnología iba anestesiando
A cada quién que caía en su engaño.

Y la ciencia desmanteló el Arte y su fortuna:
La física contradijo el vuelo de El Principito,
Y La Astronomía dejó la pobre Luna Luna
De Lorca, olvidada y oculta en algún rinconcito.

Dijo la Biología que somos de carne y hueso,
Pues nunca hemos sido hombres de maíz;
Y dijo la Astrología: “la luna no es de queso”,
Aquella luna misma de El Príncipe Feliz.

Doctores afirmaron: “No existe la eternidad,
Y, por lo tanto, el hombre no vive lo suficiente”;
Y de este modo, cien años de soledad,
Se fue olvidando en el tiempo consiguiente…

Antropólogos afirmaron que nadie es dueño
De su propio destino, contrario a Machado;
Psicólogos dijeron que la vida no es sueño
Y Pedro Calderón de la Barca fue olvidado.

Historiadores aseguraron que no existió
Ni Romeo ni Julieta, ni su amor perfecto.
Y, para arremeter, la medicina desmintió
La idea que en el corazón está el afecto.


Botánicos aseveraron, de forma insensible:
“deshojar la margarita no revela fortuna”;
Dijeron matemáticos, que era imposible
Que dos personas pudieran hacer una.

Y dijo Darwin que el Alma no existe,
Y dijo Freud que sólo es físico el placer,
Y dijo Arquímedes que el hombre consiste
De hidrógeno, oxígeno y carbón al nacer.

Y dijo Pascal que los ojos no son ventanas,
Y dijo Clemenceau: “nadie muere de amor”;
Y dijo Copérnico que el alba en las mañanas
Es un efecto refractivo, que produce el color.

Y tanto conocimiento se vino de un sólo,
Pues nadie supo, nunca, cómo usarlo bien.
¡Oh pobre corazón, te has quedado solo!,
¡Solo entre la soledad, solo entre el desdén!

Y de tantas historias que hemos tenido,
Y entre tantas batallas que hemos triunfado,
Nada tenemos si dejamos al olvido,
La historia de un mundo Enamorado.

Así pues, os exhorto, a vosotros lector
A haceros la siguiente interrogación:
¿A dónde fue la humanidad, el Amor,
y esos detalles que vienen de corazón?

Porque a veces cuesta, cuesta ver atrás;
Cuesta ver al pasado por miedo intransigente…
Cuesta pues existe la posibilidad, quizás,
Que el pasado sea mejor que el presente…

Pero trata todo de afrontar los miedos,
Trata todo de vivir siempre buscando
Alguna manera de salir de los enredos,
¡Para vivir la vida al máximo, soñando!

Y pues, a la larga, el Arte y la Ciencia
Son de inigualable complementación;
Una es la extensión la conciencia,
Y otro es la extensión del corazón.

¿Por qué pelearse desde un comienzo?
¿Por qué separa así repentinamente?
¿Por qué no unirse y hacer un consenso,
que ambas sean una: el alma y la mente?

Porque somos humanos y somos sin iguales,
Y tenemos mente y alma, para ser diferente;
Y esa mente y alma, nos diferencia de animales,
¡Hagamos un balance, balance mutuamente!

¡Regresemos las mujeres, y sus cortesías,
Con sus fragancias, sus tocados y beldad!
¡Traigamos los hombres y sus galanterías,
Su lealtad, su romance, su caballerosidad!

¡Revivamos el arte extinto de cantar en vida,
Del trovar, del danzar, del disfrutar los días!
¡Retomemos el arte mismo, que no se olvida,
De soñar, de ilusionar, de amor y fantasías!

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