¡Ay Amor! ¡Eres tan Ciego!
¿No ves que pinto los días
Para derramar mis poesías,
Y así, mi Alma le entrego?
¡Ay Amor! ¡Eres tan Sordo!
¿No oyes cada mañana
mi serenata a su ventana,
y los cánticos que le bordo?
¡Si pudieras, Amor, sólo notar
Que hay en mi corazón vacío
Tanto Amor que le puedo dar!
¡Así, sacar este lamento sombrío;
Para que yo la pueda enamorar,
y robar su corazón que robó el mío!
Cuando se descubre la magia de la vida, esa magia misma que nos hace soñar, llegamos a recónditos manantiales de belleza, fantasía e ilusión. Nadie, jamás, pudo nunca eliminar esa fuente eterna de la "juventud, divino tesoro" y nadie, nunca, podrá quitarnos ese legado de Amor que hemos heredado, esas fragancias que ha dejado el Amor en nuestro paso, porque, pues, el Amor es algo más...
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Recorriendo la Poesía
"No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira: podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía."
Gustavo Adolfo Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer
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