Dile a mi corazón cuánto lo quiero;
que lo estaré esperando,
esperando a que regrese a mí
a que tú me lo devuelvas, que lo has robado.
Dile a mi alma cuánto la Amo…
Que nunca olvido su esencia;
Y cómo pasamos las noches velando
el alma tuya, para que fuera nuestra.
Dile a mis sueños que los venero;
que sean pacientes por un rato.
Que no olviden el azul del cielo
que tanto anhelamos, pero lo has robado.
Dile a mis ilusiones que sean firmes;
que no olviden que el hombre es ilusión…
Que vivimos ilusos de lo que el alma dicte,
aferrados a los latidos más sonoros del Amor.
Dile a tu Amor, que sea grande…
Que saque sus alas y se eleve al cielo;
aunque robó mi corazón y mis sueños distantes,
merece lo más grande del universo.
Dile a tu Amor que aún lo extraño.
Cuando se descubre la magia de la vida, esa magia misma que nos hace soñar, llegamos a recónditos manantiales de belleza, fantasía e ilusión. Nadie, jamás, pudo nunca eliminar esa fuente eterna de la "juventud, divino tesoro" y nadie, nunca, podrá quitarnos ese legado de Amor que hemos heredado, esas fragancias que ha dejado el Amor en nuestro paso, porque, pues, el Amor es algo más...
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Recorriendo la Poesía
"No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira: podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía."
Gustavo Adolfo Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer
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